Douglas Torrens
Si hablamos de gestión o política en Venezuela, es imposible no mencionar a Rafael Lacava, ya sea a favor o en contra. “Drácula”, como le dicen muchos, se ha convertido en un referente para quienes buscan romper paradigmas y mostrar que la política es mucho más que un cargo, traje y corbata.
Tildado de loco, rumbero y hasta excéntrico es innegable ver materializado en cada rincón de Carabobo el trabajo realizado por el mandatario regional quien con su particular forma de ser ha logrado devolver la esperanza a un estado golpeado en el pasado por la indiferencia y la ineficiencia.
Pero para entender el presente es necesario retornar al pasado para conocer de dónde viene este hombre cuyas ideas han revolucionado no solo a Carabobo sino a Venezuela entera más allá de los colores políticos.
Proveniente de una familia extranjera y trabajadora, “Rafita”, como le decían, vivió una niñez y acomodada en su natal Puerto Cabello donde es imposible recorrer sus calles y no escuchar al nombrarlo; “¡yo conozco a ‘Rafito’ desde que era un niño! A ‘Rafa’ le gustaba la camorra, Rafa era inteligente y le gustaba trabajar desde pequeño”. Historias van y vienen de quienes viven en esas calles abrazadas por la brisa marina que hoy y por siempre, dicho por él mismos, siente “hasta en los tuétanos”.
Y es justamente por esta razón, por este pedacito de cielo llamado Puerto Cabello, que este hombre, hoy profesional, bilingüe, extrovertido y audaz sale de sus fronteras para formarse, precisamente con el propósito de seguir el camino de su padre, empresario o banquero y es ahí cuando se despierta su necesidad de hacer por su ciudad y por los más necesitados lo que otros no habían hecho; hacer de esta tierra, una ciudad limpia, organizada y futurista como las ciudades de primer mundo que el admiraba en sus viajes durante vacaciones familiares.
Pasados los años este inquieto joven, lleno de ideas y de sueños decide incursionar en la política y postularse a alcalde de la ciudad porteña que tanto ama y que solo era un punto de referencia por sus playas o por ser uno de los centros de actividad portuaria más importantes del país. En estos días, un surfista me comentaba, riendo a carcajadas, “Rafa es mi pana, nosotros salíamos en unas ‘moticos’, la mía corría más que la de él y por eso se molestaba (…) quiero verlo y darle un abrazo, él nos ayudaba mucho desde chamo ¡y aun lo hace!, no ha cambiado nada”.
Quien conoce Puerto Cabello sabe que no queda ni la sombra de lo que era hace un par de años atrás donde los tarantines y la basura eran la imagen que se llevaban residentes y foráneos quienes transitaban la autopista hacia las playas y debían ver el desastre del Mercado Municipal, hoy solo una edificación en ruinas y que fue el inicio de una campaña de amor a su tierra llamada ¡Puerto Cabello Te Quiero!, ¿les suena conocida la frase?
Más que un slogan, esta fue la manera de profesarle al mundo su amor a este municipio bendecido por Dios por todas sus bondades naturales en tan perfecta ubicación geográfica, un amor que dio paso también al odio por sus políticas disciplinarias para generar conciencia ciudadana, ¿se acuerdan de las bragas naranjas?; desde ahí ya empezaba a sonar el nombre de un economista, un alcalde amante del futbol y surfista que haciendo “locuras” comenzaba a ganarse la admiración de muchos por su particular forma de ser.
Imagínense ustedes tener esas aspiraciones políticas junto a una familia recién formada; llena de valores, de sueños y de unos hijos que nacían dándole un nuevo sentido a su vida; ahí la destreza, la inteligencia y la valentía de Lacava, quien aun teniendo comodidades y con una familia a la cual atender siguió a una ideología clara y una visión precisa que le permitió ver las cosas distintas para llevarlo a este presente donde ya no es aquel Rafa ni Rafita que correteaba el malecón sino que ahora ante la opinión pública ahora es el Ciudadano Gobernador Economista Rafael Lacava.
Llegar a este punto no fue una tarea sencilla para él, superada su enfermedad y después de tanto tiempo fuera de la política, retoma esa visión y la hace realidad bajo una campaña electoral inigualable y con un cierre que puso a temblar a más de uno luego de que llenara la emblemática Avenida Enrique Tejera de Valencia de punta a punta, hazaña que solo había logrado el comandante Hugo Chávez.
Casi cuatro años después aquí estamos, aquí está “Drácula” cumpliendo lo que dijo, ojo no era Nostradamus, tampoco un falso profeta de esta tierra, es solo un venezolano, un porteño de pura cepa, cuya visión transformó en hechos concretos lo que le prometió a este noble pueblo; un Carabobo iluminado, seguro, con calles asfaltadas, plazas y hospitales recuperados como nunca antes. Parques y estadios de fútbol rehabilitados, complejo de tenis construido con exigencias internacionales, autopistas que funcionan y cuentan servicios de atención al ciudadano, la rehabilitación del viaducto la Cabrera y ni hablar de los servicios públicos, como, por ejemplo, el expendio de gas de uso doméstico a las comunidades, cuya flota fue renovada.
En resumen, si tengo que definir en una sola frase ¿quién es Rafael Lacava?, solo puedo decir que es un hombre extraordinario que ha logrado ser, digan lo que digan, ¡el mejor gobernador de Venezuela!